Nada más entrar al baño mi novia no perdió la oportunidad de seducirme. Vio lo dura que estaba mi madera matutina y abrió las piernas, mostrando su coño mojado. Comenzó a tocarse los dedos, a masturbarse el clítoris y a esparcir la espuma por su coño. Toma una esponja y comienza a frotar sus grandes tetas y su coño. Se dio la vuelta y puso su trasero en mi cara. Su pequeño y bonito coño siempre está muy bien recortado y sus labios encerados son totalmente suaves. Seguramente de mi parte es instantáneo y duro. Su lindo culito es increíble, especialmente cuando tiene un tanga puesto. Uno de mis favoritos es comerle el coño en un 69, sintiendo su clítoris suave y húmedo contra mis labios, los jugos de su coño fluyendo hacia mi boca cuando la follo con la lengua. Mi pequeña muñeca salió de la ducha y me llevó a nuestra habitación, así que supe que iba a pasar. Me puso en la cama y se sentó boca abajo. Empecé a lamer su coño ya húmedo y cálido. Me encanta escucharla gemir mientras le lamo el coño. Ella me quitó los pantalones y empezó a chuparme la polla. Se está volviendo muy buena en esto. Casi puede tragarlo hasta el fondo. La forma en que se atraganta siempre me pone muy duro. Abrió las piernas y estiró su coño. Puse la cabeza de mi polla entre los labios rosados de su coño y ella dejó escapar un gran gemido. Ella me miró a los ojos mientras le golpeaba el coño. Ella sabe que eso me gusta. Luego, mi bebé se puso encima de mí y comenzó a montar mi polla en posición de vaquera. De esta manera, podría disfrutar viendo sus diminutas tetas rebotar mientras ella cabalga mi polla. Luego cambiamos al estilo perrito y luego a mi vaquera inversa favorita. Me encanta ver su lindo culo rebotar. Soplé mi carga dentro de ella, pero aún no habíamos terminado. Volvimos a ser vaquera y me desperdicié una vez más. Su coño estaba lleno de mi semen.