Mi nombre es Brad. Soy un chico joven y exitoso. Realmente no me gusta comprar autos ni joyas caras, pero sí me gusta comprar propiedades. Las casas nuevas son mi especialidad. Una vez que compro un lugar nuevo, me gusta renovarlo y revenderlo. Eso es sólo un negocio. Hoy, una joven agente de bienes raíces, Kelsey, está conmigo tratando de vender una casa. Conozco a su tipo, haría cualquier cosa para vender esta propiedad y tiene ojos para mí. Puedo decir este tipo de cosas. Por eso empiezo a actuar como si fuera escéptico acerca de comprar el lugar. La nena sexy se pone en modo cachonda y se quita la blusa. Además, ella también quiere mostrarme el «sótano». Por supuesto, se refiere a su trasero. Una vez que ese ano arrugado me guiña un ojo, pierdo los estribos. Todo se vuelve borroso. ¡Lo siguiente que recuerdo es que estaba sentada en mi cara en el 69! Oh, juntos hacemos una figura tan maravillosa. Extendí sus nalgas con ambas manos, mirando su ano, moviendo mi lengua arriba y abajo entre los labios de su coño, provocando y chupando su clítoris. Al mismo tiempo, su boca hacía maravillas en la cabeza de mi eje. Me la como como un loco y la hago montar mi polla en vaquera inversa. La chica tiene mucha experiencia, pero lo que realmente me gusta es lo bien que folla a cuatro patas. Maldita sea, ese imbécil se ve bien cuando estás a punto de gastar mucho dinero en él. Seguí golpeándola más fuerte y más rápido, sintiendo su coño convulsionarse con un orgasmo. Mientras tanto, la tengo en misión en un pequeño sillón reclinable. La chica sexy desnuda gime con su vocecita suave mientras salgo y me corro sobre su estómago. «Oh, Dios mío», murmura, y yo digo las palabras mágicas. “Estoy dentro. ¡Quiero la propiedad! Facturame ahora mismo”. Eso le hace sonreír: la pequeña bruja.